Argentina pagaría US$ 280 millones para adquirir nuevos cazas
Después de estudiar varias propuestas, los jefes
aeronáuticos se habrían decidido por los Kfir C-10, cazabombarderos
desarrollados por Israel, de 40 años de antigüedad, pero modernizados con
tecnología de punta. La decisión final será del ministro Agustín Rossi. Se
estudian otras opciones.
La Fuerza Aérea quiere renovar su dotación y se inclinó por
14 cazabombarderos Kfir C10 israelíes, que tienen cuarenta años pero llegarían
al país modernizados con tecnología de punta y listos para volar, a un costo
entre 200 y 280 millones de dólares, según se pudo determinar en exclusiva.
Ahora sólo queda esperar que el Ministerio de Defensa defina en los próximos
meses si opta por estas aeronaves o si se vuelca por los Mirage F-1 españoles,
que son los otros competidores que aún se mantienen en la contienda. Sin
embargo, desde la cartera a cargo de Agustín Rossi analizan pedir ofertas a
otros países.
Los tiempos son cada vez más cortos ya que la Argentina se
quedaría sin cazabombarderos en diciembre de 2015, cuando se desprogramen los
últimos Mirage III y V, de los pocos que aún le quedan en actividad, ya que los
nuevos tardarían al menos un año arribar a estas tierras.
El documento con el asesoramiento de la Fuerza Aérea fue
enviado hace tres meses al ministro Agustín Rossi, quien fue el que impulsó la
decisión de modernizar su flota, y ahora está en sus manos elegir cuáles
comprará y terminar de negociar los últimos detalles del contrato antes de
firmarlo. Tanto el Ministerio de Defensa como la Fuerza Aérea prefirieron no
hacer comentarios respecto de la operación.
“Israel es una de las tantas opciones, como la de España. El
Ministerio de Defensa está preocupados por el reequipamiento de la Fuerza
Aérea. En este momento, se están evaluando las propuestas para llegar a la
mejor oferta”, resaltan en el entorno de Rossi.
Desde las Industrias Aeroespaciales Israelíes (IAI) también
prefirieron guardar silencio, pero una fuente vinculada a la empresa dijo que siguen “negociando con el gobierno
argentino”. El Ministerio de Defensa israelí, sus Fuerzas Armadas, su
Cancillería y SIBAT, el organismo encargado de autorizar las ventas de
armamentos, se negaron a hacer declaraciones al respecto.
Para no canibalizar. El panorama de la flota aérea argentina
es desolador. No sólo en los últimos años se estuvo canibalizando aeronaves
para sacarles las partes y usarlas como repuestos en otras sino que, además,
“la ciudad de Buenos Aires y alrededores, con su población, empresas y
autoridades de gobierno carecen de protección aérea porque no hay aviones”,
destaca un experto en asuntos militares que prefirió reservar su identidad.
Por eso, una fuente del ministerio de Defensa dijo que “la
necesidad de incorporar aviones supersónicos llevó a esta gestión a poner en
evaluación distintas alternativas para no perder la capacidad de control del
espacio aéreo y defensa de nuestros recursos naturales, ya que la flota de
aviones de combate supersónicos que posee la Fuerza Aérea data de los años
‘70”.
La Fuerza Aérea ya venía previendo este panorama y en el
Plan de Capacidades Militares (CAMIL) que realizaron las Fuerzas Armadas entre
2009 y 2010, y elevaron al Ministerio de Defensa en 2011, planteó tres
alternativas: cerrar la VI Brigada Aérea, con asiento en Tandil, donde están
los Mirage; comprar entre 30 y 36 aeronaves, o utilizar los nuevos entrenadores
Pampa que se produzcan en la Fábrica de Aviones de Córdoba hasta contar con un
reemplazo definitivo.
La primera de estas alternativas sería la más drástica
porque dejaría prácticamente desprotegido al país, y la tercera es casi
inviable porque los aviones de industria nacional no llegarían a tiempo para
diciembre de 2015 por el atraso que vienen sufriendo en su fabricación. Por
eso, se siguió adelante con la segunda opción.
La Fuerza Aérea planteó dos alternativas diferentes con
miras a los próximos veinte años: una óptima y la otra de bajo costo. La
primera incluía cazas de cuarta generación y entre los que seleccionaron como
ideales estaban los Dassault Rafale (Francia), los Sukhoi Su-35 (Rusia), los
F-18 (EE.UU) y los Gripen (Suecia), una operación que demandaría el desembolso
de al menos 3.000 millones de dólares.
Esta opción fue dejada de lado por los militares porque
actualmente no hay consenso en la sociedad para realizar un gasto de esta
magnitud. Pero sigue en carpeta para un futuro, cuando esta situación se
revierta.
La segunda alternativa era comprar aviones usados, que les
permitiera volar durante veinte años o hasta que se pudieran adquirir los de
cuarta generación. Entre los seleccionados estaban los Kfir C10 (Israel), los
Mirage 2000-5 (Francia) y los MiG 29 (Rusia) y se necesitarían al menos 1.000
millones de dólares para alcanzar las entre 30 y 36 unidades deseadas.
Dentro de esta opción, también se barajó la posibilidad de
adquirir cazas de transición que volaran durante una década, pero desde el
Ministerio de Defensa no se le aplicó fondos y, en su lugar, prefirieron
avanzar sobre la anterior.
Las ofertas. Cuando se filtró la noticia de que la Argentina
estaba analizando la posibilidad de comprar aviones, entre mayo y septiembre de
2013, llegaron ofertas de Israel por los Kfir C10 y de España e Irak (nunca la
concretó) por los Mirage F-1.
La de Madrid, que no estaba contemplada en el CAMIL porque
tenían una vida útil de diez años, fue presentada en persona por el ex
embajador en Buenos Aires, Román Oyarzún al entonces ministro de Defensa,
Arturo Puricelli, quien la elevó a la Fuerza Aérea para su análisis. Incluía
doce aviones sin ningún tipo de modernización, otros cinco para utilizar como
repuestos, su simulador de vuelo y entrenamientos para los pilotos y técnicos
tanto en España como en el país.
La oferta le interesó a la Fuerza Aérea pese a que no era lo
que estaba buscando. Pero los costos originales se incrementaron cuando
debieron sumarse los gastos por mantenimiento, puesta a punto y logística para
su envío, lo que llevó a que alcanzaran un valor cercano a los 200 millones de
euros (272,56 millones de dólares).
Con los israelíes, el diálogo fue diferente desde que
comenzó, en septiembre de 2013, porque sus aviones se encontraban dentro de las
alternativas que barajaban en el plan CAMIL, por lo que buscaron la forma de
que se adaptara a sus necesidades.
El acuerdo inicial incluye catorce Kfir C10 monoplaza y dos
biplaza con las turbinas General Electric J79 recorridas (overhaul) a cero, al
igual que su estructura, y radar Elta EL/M 2032, adaptados a estándares
similares a los que cuenta Colombia (que los compró en 2010), pero aún quedan
detalles técnicos por definir.
Al menos seis de los aviones podrían llegar al país un año
después de firmado el contrato y el resto aún se está discutiendo si se
modernizará en Córdoba o en Israel y qué cantidad ser hará en cada lado. A esto
hay que sumarle los repuestos, sistemas de armas para utilizar los misiles Sidewinder
que tiene la Fuerza Aérea, y los entrenamientos a pilotos y técnicos que las
IAI les brindarán primero en Tel Aviv y, luego, en la Argentina.
El monto total del contrato sería de 200 a 280 millones
según la configuración final que se decida que tengan las aeronaves, algo que
aún están discutiendo y que no estará cerrado hasta la firma del contrato.
Este valor coincide con el que publicó la agencia de
noticias israelí Globes en 2013, cuando anunció que estos aviones en su versión
más completa, actualizados con “nueva aviónica y poderosos radares” tienen un
costo de “veinte millones de dólares cada uno, incluyendo accesorios: nuevo
cableado, el casco equipado para operaciones diurnas y nocturnas y con pobres
condiciones climáticas; reabastecimiento de combustible aéreo para misiones de
largo alcance”.
La Argentina ofreció la posibilidad de abonar parte del
valor exportaciones para que el desembolso de efectivo no sea tan grande y
evitar que supere demasiado los 1.217 millones de pesos (155 millones de dólares)
aprobados en el Presupuesto 2014.
“En términos de la inversión a llevar adelante, se eserá
priorizando la propuesta que incluya financiamiento externo y en pesos así como
la posibilidad de incorporar capacidades de mantenimiento e integración en la industria
aeronáutica argentina”, afirmó la fuente del ministerio de Defensa.
Un vendedor de armas que durante años comercializó equipos
bélicos israelíes se mostró. “Lo del intercambio de exportaciones es gracioso.
Los cambiarían seguramente por carne o trigo, productos que le permitirían a la
Argentina obtener los dólares igualmente, vendiéndolos en el mercado
internacional, afirma una fuente que durante años vendió armas israelíes a la
Argentina. El pago son siempre dólares, disfrazados o no. Ya se ha usado mil
veces este argumento para explicar operaciones, pero tendría algún sentido si
Israel te comprara algún producto que nadie te compraría, lo cual es
inimaginable. Es una cláusula que se introduce siempre para adornar un contrato,
para hacer más digerible el relato, pero jamás se ha aplicado”.
La oferta de los Kfir terminó superando a la española por
varias razones entre las que se destacan la vida útil de los aviones, la
tecnología con la que contaban, la posibilidad de comprar más unidades y armar
un banco de mantenimiento para los aviones en el futuro, que les permitiría
reparar y actualizar las turbinas en el país
Fuente : perfil.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario