El nuevo caza furtivo ruso T-50 comienza las pruebas de rendimiento militar
La Fuerza Aérea de Rusia da inicio a las pruebas estatales
del caza de quinta generación T-50, diseñado en el marco del programa “Futuro
sistema de aviación de primera línea" (PAK-FA, en ruso).
El inicio de las pruebas constituyen una etapa muy
importante para el caza T-50, pudiendo acceder a la siguiente etapa de pruebas
con lanzamientos de misiles.
El T-50 será el primer caza de nueva generación incorporado
a la Fuerza Aérea de Rusia desde fines de los años 80 (entonces fue firmado el
correspondiente documento para el Su-27). Hasta fines de esta década se tiene
programado lanzar entre cincuenta y sesenta aviones T-50. Y, en total, la Fuerza
Aérea deberá recibir de doscientas a doscientas cincuenta máquinas de este
tipo. Se tiene previsto que la primera unidad aérea de estos aparatos estará en
disposición de combate en 2017 o 2018.
El nuevo caza debe elevar notablemente el potencial combativo
de la Fuerza Aérea, sustituir a los aviones Su-27 y parcialmente a los Su-30,
asegurando la supremacía, incluso en los enfrentamientos hipotéticos con
fuertes enemigos, que disponen de aeronaves modernizadas de cuarta o incluso de
quinta generación, sea el “caza comercial” F-35 o el F-22, que presta servicio
únicamente en la Fuerza Aérea de EEUU.
Estudio de la experiencia como garantía de la supremacía
Los trabajos en los proyectos de aparatos de la siguiente
generación se iniciaron aún en la Unión Soviética
en la década de los 80. Hacia
mediados de los años 90 la Oficina de Proyectos Experimentales Mikoyán creó el
proyecto 1.44, mientras que la Oficina Sukhoi constituyó el proyecto S.37. Este
último inicialmente no se preveía como aparato de combate, sino que se
instrumentaba con el fin de perfeccionar varias tecnologías. El nuevo Mig
podría fabricarse en serie, pero por falta de financiamiento el proyecto no
llegó a concretarse.
Hacia finales de los años 90 estaba claro que los proyectos
existentes de a poco iban envejeciendo moralmente y su puesta a punto con su
posterior lanzamiento en serie se traduciría en que la Fuerza Aérea con un
atraso de diez años recibiría el caza, que a sabiendas cedía al F-22, cuyo
proyecto para ese entonces estaba acabado. Como resultado, a principios de la
nueva década se había decidido diseñar un aparato nuevo. Todas las oficinas de
proyectos de Rusia – Sukhoi, Mikoyán, Yákovlev – presentaron sus variantes.
Como resultado, la Oficina de Proyectos Sukhoi se convirtió en el proyectista
del caza T-50.
A diferencia del F-22, cuyos constructores desistieron en
buen grado de las posibilidades de vuelo a favor de la imperceptibilidad,
durante la creación del T-50 se planteó la tarea de encontrar una combinación
admisible de estas cualidades. Como consecuencia el T-50 posee características
técnicas y de vuelo considerablemente más altas, incluyendo la velocidad y la
autonomía de vuelo, que son determinantes para un caza pesado como el T-50.
Todo parece indicar que la aeronave rusa tiene asimismo bodegas más amplias
para el armamento, lo cual brinda importante ventajas tácticas.
No obstante, la imperceptibilidad no fue sacrificada a lo
largo de la década que separa el T-50 del F-22. La ciencia de la aviación
avanzó incluso en Rusia, a pesar de todos los problemas de los años 1990 y
2000. Los nuevos materiales compuestos, el revestimiento que absorbe las ondas
de radar, las pinturas, en combinación con los cálculos geométricos avanzados
de la máquina y el radar bloqueador en los canales de las tomas de aire
garantizan al T-50 una baja perceptibilidad.
Las posibilidades de combate del T-50 no se basan en el
propio avión, sino en su sistema de guiado del fuego, incluyendo el radar con
una red activa de antenas en fase en la proa del avión y antenas adicionales en
las alas y en la cola, que garantizan un campo visual circular.
Existe otra ventaja notoria del T-50 que se manifiesta sobre
el F-35, que en virtud de una serie de compromisos no llegó a ser totalmente un
avión de quinta generación, en cambio su precio es algo inferior que el de su
hermano mayor, el F-22. El valor de la máquina baja paulatinamente a medida que
se desenvuelve la producción en serie, aunque no es tan fácil modificar las
características técnico-tácticas.
Igual que el F-35, el T-50 apunta asimismo a los mercados
exteriores. El primer proyecto y el más grande en esta esfera es el diseño
conjunto con la India sobre la base del T-50 del caza de quinta generación
FGFA. Se espera que la creación del FGFA abra al T-50 el camino al mercado,
exactamente igual que en su tiempo otro contrato con la India fue la “hora
estelar” para el Su-30, el caza que más se vende en los últimos quince años.
Ansiada renovación
Las primeras aeronaves de nueva generación deben arribar al
centro de pruebas de vuelo en Ajtiubinsk ya en esta primavera e iniciar los
vuelos de inmediato. El comienzo de las pruebas estatales está previsto para
marzo-abril de 2014. El programa de las pruebas contempla la participación de
cinco aparatos. La quinta máquina T-50 remontó vuelo en octubre de 2013. Un mes
después se registró un total de más de cuatrocientos cincuenta vuelos
puntuables, de acuerdo con el programa de pruebas. Los ritmos crecen: en
octubre de 2012 los T-50 realizaron solo ciento cincuenta vuelos desde el
inicio de las pruebas en enero de 2010 y luego, en el curso de un año, más de
trescientos vuelos. Teniendo entre seis y ocho aparatos probados es posible
realizar entre cuatrocientos y quinientos vuelos anuales, lo que permitirá
concluir el programa de pruebas de dos mil vuelos al cabo de tres o cuatro años.
En 2015 las primeras máquinas deben llegar al centro de práctica de combate de
Lípetsk para el reaprendizaje del personal de vuelo con vistas a la preparación
de pilotos en activo de la Fuerza Aérea de Rusia.
Fuente : La Voz de Rusia
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