Asumió ayer el nuevo directorio, que ya inició la
renegociación de las deudas con proveedores.
Tras la asamblea general, dejó su lugar Cristina Salzwedel,
que llegó allí con el nuevo Gobierno. Su gestión hizo la auditoría que relevó
entre 2014 y 2015 pérdidas por 1.700 millones de pesos y el aumento en la
planta de 900 a 1.600 empleados.
Como presidente asumió el extitular de la Unión Industrial
de Córdoba (UIC) y líder de Manfrey, Ercole Felippa. Como director, en tanto,
será Fernando Sibilla, también de esa entidad empresaria. Además, estarán Hugo
Miranda, la persona de confianza del ministro de Defensa, Julio Martínez;
Marcelo Rubio, científico que participó del proyecto del satélite Víctor, y
Ricardo Schiano Di Schecaro.
El nuevo presidente dijo que el objetivo es lograr que la
planta sea “eficiente y sustentable”. La idea es alcanzar un volumen de
negocios que le permita ponerse de nuevo en marcha. El primer paso dado por
Felippa fue reunir a los proveedores y renegociar deudas y contratos, proceso
que ya inició y que, según consideró, está asegurado en casi la totalidad.
En cuanto a la fabricación, el primer Pampa III hecho en
Fadea no se pudo presentar ayer. Pero ya había hecho su primer vuelo la semana
pasada.
Ahora debe iniciar los procesos de validaciones y
certificaciones. Esto permitiría sacar el próximo Pampa III a fines 2017 y, a
partir de 2018, lograr un proceso de producción de una unidad por mes.
Según Felippa, ya hay 18 células (aviones que empezaron a
fabricarse) en distintos grados de avance.
Mientras tanto, tiene cinco Puelches, uno ya vendido a las
Fuerzas Armadas (FF.AA.) para remolcar planeadores. Los cuatro restantes, que
no fueron vendidos durante la gestión de la expresidenta Cristina Fernández por
su pelea con el campo, serán colocados en el mercado de aeroaplicadores
(fumigadores). “La idea es seguir fabricando; hay un mercado de 800
aeroaplicadores que necesitan reemplazo de unidades”, dijo.
La semana pasada, el directivo estuvo en la Feria
Internacional del Aire y del Espacio (Fidae) en Chile, donde encontró que, pese
a sus problemas, Fadea guarda un reconocimiento internacional, sobre todo de su
personal técnico. Allí se observó que existe una demanda insatisfecha de
drones, otro producto que puede adoptar Fadea. También analizan reactivar la
pista de aterrizaje para alquilar hangares desocupados, tanto a particulares
como a centros médicos para el traslado de órganos para trasplantes.
En cuanto al exceso de personal, Felippa dijo que seguirán
con el actual plan de retiro voluntario. “La idea es lograr la actividad
necesaria para dar la mayor cantidad de trabajo posible”, indicó.
LaVoz
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