A los 82 años, murió Neil Armstrong por complicaciones tras una operación cardiovascular, a la que sometió a principios de mes.
Nacido el 5 de agosto de 1930 en Wapakoneta, estado de Ohio, Armstrong comenzó a los 16 años su carrera de piloto, sin siquiera sospechar que la Historia le tenía reservado un lugar de privilegio. En 1952 ingresó en la antigua NACA, que iba a ser reemplazada por la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA). Diez años después obtendría su plaza de autronauta.
Tras recibir un duro entrenamiento, en 1966 voló su primera misión como astronauta. En 1969, comandó la misión del Apollo 11, junto con Edwin "Buzz" Aldrin y Michael Collins. Mientras unos 500 millones de personas alrededor mundo esperaban ansiosamente frente a las pantallas de televisión y radios, Armstrong desplegó la escalera del módulo sobre la superficie lunar.
Sólo 12 personas caminaron por la superficie de la Luna, cumpliendo el sueño que tuvieron los seres humanos desde sus orígenes. En medio de la Guerra Fría, el programa Apollo fue exitoso y probó el dominio estadounidense en la carrera espacial con la la antigua Unión Soviética. La imagen de la bandera de los EEUU en la Luna, será recordada por siempre.
El programa Apollo, que hizo posibles seis aterrizajes lunares exitosos entre 1969 y 1972, comenzó ocho años antes, en 1961, cuando el presidente John F. Kennedy (1961-1963) lanzó el desafío al Congreso de llevar al hombre a la Luna en esa década.
Armstrong siguió ligado a la NASA, que abandonó en 1971 para regresar a su tierra natal e impartir clases como profesor de Ingeniería Aerospacial.
Armstrong fue además presidente del Comité Asesor de los Cuerpos de Paz (1971-1973), miembro de la Comisión Nacional del Espacio (1985-1986) y vicepresidente de la Comisión presidencial para la investigación del accidente del "Challenger" (1986).
Dentro de la empresa privada ocupó diversos puestos, como los de director de las empresas Cincinnati Gas and Electric Co., Cincinnati Milacron Inc, Eaton Corporation, RMI Titanium Company y Thiokol Corporation, entre otros.
Al astronauta Neil Armstrong se le recordará siempre como el primer ser humano que caminó por la superficie lunar. Un honor que le introdujo en el imaginario colectivo y que él mismo definió para quienes vieron su hazaña en directo como "un pequeño paso para el hombre" pero "un paso gigante para la humanidad".
La caminata lunar de Armstrong apenas duró dos horas y media. Pero su hazaña cautivó a millones de personas en todo el mundo y devolvió a sus compatriotas el orgullo que les había arrebatado la puesta en órbita del 'Sputnik' ruso en octubre de 1957. La carrera espacial estaba entonces en el corazón de la batalla estratégica de la Guerra Fría y Armstrong enseguida se transformó en el símbolo de la superioridad moral de Estados Unidos en su lucha contra Moscú.
Héroe a su pesar
Pero al astronauta nunca le gustó la etiqueta de héroe y siempre prefirió hablar lo menos posible sobre aquella misión. "Fue algo especial y memorable pero momentáneo porque había trabajo que hacer", explicó este año el propio Armstrong a una televisión australiana en una de sus contadas apariciones públicas desde su jubilación.
El presidente Obama ha lamentado la muerte de Armstrong y lo ha situado entre "los grandes héroes estadounidenses de todos los tiempos". "Cuando él y sus compañeros despegaron en el 'Apollo 11', llevaban con ellos las aspiraciones de la nación entera", ha dicho el presidente, "demostraron al mundo que el espíritu estadounidense puede ver más allá de lo que parece inimaginable y que cualquier cosa es posible con suficiente pasión y creatividad".
Antes de Obama, expresó su pesar Michael Collins, que ejerció como piloto en aquel viaje y fue el único de los astronautas del 'Apollo 11' que no pisó la Luna. "Fue el mejor", ha comentado Collins según transcribe la web de la NASA, "le echaré mucho de menos". Unos minutos después se pronunció Edwin 'Buzz' Aldrin, el tercer hombre de la misión, que expresó su tristeza por su muerte: "Es muy triste que no podamos estar juntos los tres en el 50 aniversario de la misión. Le recordaré como un gran comandante". Carácter reservado.
Armstrong casi siempre prefirió el silencio sobre su misión lunar y se centró en llevar una vida a salvo de una atención que no soportaba. "No solía dar entrevistas pero no era una persona extraña o con la que fuera difícil charlar. Era sólo que no le gustaba ser el centro de atención", decía recientemente su colega Ron Huston.
Sería injusto reducir la carrera de Armstrong a sus fructíferos años como astronauta. Antes fue piloto de pruebas y aviador militar en Corea y se graduó como ingeniero astrofísico en la Universidad de Perdue. Unos sueños que nunca habría alcanzado si no fuera por una pasión por los aviones que cultivó desde niño. Voló por primera vez con apenas seis años y con 16 ya se había sacado su primer permiso de vuelo.
Armstrong se enroló en la segunda hornada de astronautas de la NASA en 1962 y debutó en el espacio con la misión Gemini 8, que logró salvar con un exitoso amerizaje de emergencia.
Trabajo de despacho
Al volver de la Luna, la NASA lo nombró vicepresidente. Pero Armstrong apenas aguantó un año antes de volverse a dar clase a la Universidad de Cincinnati y presidir su propia empresa informática.
Unos años antes de ir a la Luna, se le murió una hija por las secuelas de un tumor y quienes le conocen recuerdan que volvió a la oficina unos días después y se refugió en su trabajo sin decir nada. Un extremo que concuerda con las palabras de sus vecinos, que lo recuerdan hablando de golf y comiendo con su segunda esposa siempre en el mismo restaurante.
Fue la última batalla pública de Armstrong, que en 2003 presidió en Dayton los actos que celebraban el centenario de la aviación. Entonces el astronauta habló apenas unos segundos y ni siquiera mencionó su viaje a la Luna. Su familia expresó su pesar por la muerte de Armstrong e hizo una petición especial a sus admiradores: "La próxima vez que caminén al aire libre en una noche despejada y verán que la Luna les sonríe, pensen en Neil Armstrong y haganle un guiño".
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