La lamentable situación de las Fuerzas Armadas Argentinas,
sufridas por años de desidia de los sucesivos gobiernos argentinos, luego de la
Guerra de Malvinas, deja al país sin defensa del espacio aéreo argentino.
Algunos parecen, permanecer en el pasado, evaluando comprar aeronaves
pasadas de época, como los Kfir, o los Mirage F1, dignos de ser piezas de museo
, en un intento para tapar un agujero, deficitario en materia de defensa aérea
que ya lleva varias décadas. Ni los Kfir, ni los Mirage F1 son aeronaves capaces de rivalizar con ningún
caza medianamente, moderno. Por otro lado, algunos de los jefes de la Fuerza
Aérea parecen siempre apostar por la compra de aeronaves destinadas al ataque terrestre
y no multirol, aptas, también, para la lucha aire-aire. Tampoco se contempló
proporcionarles, a dichas aeronaves, capacidad todo tiempo. Los venerables
Mirages argentinos, pasados a retiro en noviembre del 2015, no tenían la
aviónica, ni siquiera, para realizar vuelos nocturnos, por lo que entrada la
noche, Argentina se quedaba sin defensa aérea. Mucho menos, existieron capacidades
de combate aéreo a largo alcance, BVR (Beyond Visual Range) al que nunca accedió
Argentina, que le hubieran otorgado a los aviones de combate argentinos, la capacidad de detectar aeronaves enemigas a rangos más allá de la capacidad visual del piloto.
Pareciera que existe una especie de concepción arcaica de la guerra
aérea que contempla solo avocarse en los
ataques a objetivos terrestres y no tanto a las amenazas aéreas.
La lección de Malvinas
Durante la Guerra de Malvinas, los valerosos pilotos
argentinos de la Fuerza Aérea como de la Aviación Naval, combatieron con aeronaves,
antiguas y tácticas de la 2 Guerra Mundial, lanzando bombas de caída libre, sobre
los buques británicos, con excepción de los Super Etendard, de la Armada
Argentina, que estaban dotados con los letales misiles anti-buque, AM-39
Exocet, lo suficientemente avanzados para confrontar con la Armada británica de
aquel momento.
Super Etendard de la 2º Esc. Aeronaval del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina |
La falta de misiles aire-aire, de la Fuerza Aérea Argentina y la Aviación Naval, le otorgó, toda la ventaja a los aviones
británicos, que salían a disparar sus misiles - aim 9 sidewinder aportados por EE.UU.-, sin el menor riesgo de ser atacados por otra aeronave.
Los misiles Shafrir usados por los Mirage III EA y algunos M 5 Dagger eran ineficaces, costándole la aeronave y hasta la vida a muchos pilotos que los
utilizaron, al dejarle toda la ventaja a los británicos que poseían aeronaves con mejor aviónica y un misil, aire-aire, más eficiente que el usado en los aviones argentinos.
El abandono de la Aviación Naval, que primero se quedó sin su portaaviones y hoy practicamente sin cazas para operar, desde sus bases, contra cualquier amenaza naval o aérea que se presente, a pesar del buen desempeño mostrado por sus pilotos en Malvinas al igual que sus camaradas de la la Fuerza Aérea Argentina, que no estaban entrenados para atacar buques.
La lección de Malvinas, debe ser aplicada a las nuevas
generaciones de la Fuerza Aérea Argentina y Aviación Naval, para poder operar
con material aéreo que se ajuste a los tiempos modernos y con el que pueda
enfrentar cualquier amenaza que ingrese tanto por el espacio aéreo argentino, terrestre o marítimo.
Si se husara toda la plata que se robaron los k para equipar la fuerza aérea seguro seríamos potencia mundial
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