El 3 de noviembre de 1965, de hace cincuenta años, desaparecía el avión de la Fuerza Aérea Argentina matrícula TC-48. La aeronave se apagó en todos los radares mientras volaba cerca de Costa Rica con 68 personas a bordo. Es recordado como "el avión de los cadetes" y se transformó en el misterio más grande de la historia de la aeronavegación argentina.
El avión, un Douglas DC-4 para transporte de paracaidistas,
iba en viaje de instrucción. Llevaba a 54 cadetes de la Fuerza Aérea; uno de
ellos era peruano, el resto, argentino. Iban en el avión además nueve
tripulantes y cinco oficiales que viajaban como pasajeros.
La aeronave había despegado de la base estadounidense de
Horward, en Panamá, con destino a El Salvador. Su travesía completa había
comenzado en Mendoza y tenía a California como destino final. Iba acompañado
por otro avión, también en vuelo de instrucción. Los aparatos despegaron de
Panamá con cinco o seis minutos de diferencia entre sí, pero solo uno de ellos
llegó a destino.
El aeropuerto de Tegucigalpa, Honduras, y un avión comercial
recibieron un alerta de la aeronave minutos antes de su desaparición: no está
claro si uno o dos de sus cuatro motores se había incendiado. Poco más se supo
desde entonces.
En diciembre de 1967, después de una búsqueda que incluyó 23
expediciones a la selva y más de 50 vuelos en avionetas y helicópteros, el
gobierno de Costa Rica dio por finalizada la búsqueda.
Una investigación hecha por los Estados Unidos concluyó que
el avión cayó al mar entre Panamá y Costa Rica, a 30 kilómetros de la costa;
para la Aviación Civil de Costa Rica, en cambio, los restos del aparato están
en algún lugar de la selva.
Algunos de los familiares de las víctimas no dudan de que el
avión está en la selva del sur de Costa Rica. El libro TC-48, el avión de los
cadetes, escrito por Ricardo Becerra, ex teniente del Ejército y hermano del
cadete Héctor, menciona a trece testigos que lo vieron volar a baja altura en
zona selvática. Estos testimonios y la comunicación radial que el avión mantuvo
con un piloto costarricense son elementos clave que sostienen la hipótesis de
que el avión cayó en tierra, y no en el mar.
En 2008 la Fuerza Aérea Argentina llevó a cabo dos misiones
terrestres en la selva de Costa Rica. Fue después de que, en 2007.
Basada en simulaciones por software y testimonios de
personas que tuvieron comunicación con el avión en emergencia, las
investigaciones de 2008 establecieron la hipótesis de que el avión pudo haber
llegado a tierra firme, pero no estaba en condiciones de atravesar la cadena
montañosa de Talamanca; esto recorta el área sobre la que podría haber caído.
Según dijeron familiares de las víctimas en 2007,
pertenencias de uno de los cadetes desaparecidos, Oscar Vuistaz, fueron
halladas. Se trata de unos gemelos de oro, un documento y dólares que jamás
habían estado en contacto con agua.
Los familiares también señalaron que contaban con
testimonios que indicaban que el avión no estaba en buenas condiciones. Tenía
agujeros que debían ser tapados con estopa, según habría contado uno de los
pasajeros de la aeronave.
Entre las hipótesis que las familias de las víctimas barajan
está la que indica que, tras caer en la selva, el avión fue saqueado por
indígenas que luego mataron a los sobrevivientes para ocultar su delito.
"La zona fue embrujada y nadie quiere hablar de eso", conjeturó uno
de los familiares de los desaparecidos en 2007.
Última foto del TC-48 |
Ahora, al cumplirse 50 años de su desaparición, se llevará a
cabo en los próximos días una nueva misión de búsqueda en la selva
costarricense.
Hacia allí partirá un comando especial enviado por la Fuerza
Aérea Argentina. "Esta búsqueda será realizada por tierra, como se
hicieron las anteriores. También en esta ocasión contarán con el aporte
logístico de la NASA y de la Conae (Comisión Nacional de Actividades
Espaciales)", le contó a El Tribuno Regina Zurro, hija del comandante
Mario Nello Zurro, desaparecido en el vuelo.
La nueva misión se denomina Esperanza VII. Tal vez la
séptima sea la vencida.
Clarin.com
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